Permanezca pues en vosotros el gozo del Señor

Estado de deleite y bienestar que resulta de conocer y servir a Dios. La palabra gozo se encuentra aproximadamente ,150 veces en la Biblia. Si se incluyen palabras tales como gozo y gozar el número asciende a más de 200. Los verbos regocijar y alegrar aparecen mucho más de 200 veces. El gozo del Señor es el fruto de una relación correcta con Dios, no es algo que nosotros mismos podamos crear por esfuerzo.

Ahora bien, la Biblia distingue el gozo del placer, al gozo del Señor, cuando hablamos del gozo del placer la Biblia nos advierte que la búsqueda del placer autoindulgente no conduce ni a felicidad ni a satisfacción; cuando pretendemos encontrar gozo a través del placer al final lo que deja es un vacío y desilusión, aun en la risa el corazón puede tener dolor.

Salmo 28:7-9 nos dice: Jehová es mi fortaleza y mi escudo, En el confía mi corazón y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón y con mi cantico le alabare. Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido.

Mucha gente piensa que Dios se opone al gozo, eso no puede estar más lejos de la verdad. Dios mismo es gozo y desea que su pueblo lo experimente.

A medida que se acercaba la muerte de Jesús, Él les dijo a sus seguidores que pronto serían como una mujer a punto de dar a luz, cuya tristeza seria convertida en gozo: Juan 16:20-22. De cierto, de cierto os digo, que vosotros llorareis y lamentareis, y el mundo se alegrará; pero, aunque vosotros estéis tristes vuestra tristeza se convertirá en gozo. Lo entendieron posteriormente cuando la profunda tristeza de la cruz dio paso al gozo de la resurrección.

Con nosotros sucede exactamente lo mismo cuando pasamos por situaciones difíciles adversas distintas a lo que nosotros deseamos, donde la angustia, el dolor y la tristeza nos abaten e invaden nuestra mente, y llega un momento que sentimos que el sufrimiento puede más que la alegría en nuestro corazón, aun siendo conocedores de la Palabra.

El creyente también pasa por tales condiciones. Es necesario pasar por eso para que nuestra vida espiritual sea fortalecida. Cuando somos procesados, esa prueba nos llevará a un nivel más alto espiritualmente, porque es donde Dios nos entrega o muestra algo haciéndonos crecer en fe; comúnmente en su momento no lo vemos así. Pero aún con todo y eso, el gozo debe permanecer dentro de nosotros. Salmo 30:5 porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida, por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría.

Cuando alguien camina con el Señor puede seguir regocijándose aun cuando aparezcan problemas. Jesús habló sobre los que podían regocijarse aun cuando los perseguían y los mataban, Mateo 5:12.

Pablo escribió sobre regocijarse en el sufrimiento debido al fruto final que daría como resultado, Rom.5;3-5. Tanto Pedro como Santiago también hicieron eco de las enseñanzas del Señor en cuanto a regocijarse en las tribulaciones, 1 Pedro 1:6-8; Santiago 1:2. El gozo en el Señor capacita a las personas para disfrutar de todo lo que Dios ha dado: la familia (Prov., 5:18), en la comida (1 Tim. 4:3-5), en la comunión (Fil. 4:1), al compartir con los otros creyentes las alegrías y tristezas de la vida, (Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran, Rom. 12:15).

El gozo del Señor es nuestra fortaleza. Dos puntos clave: GOZO –FORTALEZA. No ignoramos las asechanzas de Satanás en la vida de cada creyente, cuyo propósito es que estemos indispuestos y no alabemos y adoremos a Dios. Cuando la tristeza llega, en un 70% no queremos glorificar el nombre del Señor; una cosa es hacerlo cuando todo está bien y otra es cuando está la tristeza en nuestras vidas. La obra de Satanás puede hacer que dejemos de sentir gozo, pero nunca impedirá que recibamos fortaleza, porque ésta viene de Jehová. Permanecer en el gozo del Señor es una tarea personal, decidiendo levantarnos y decir: todo lo puedo en Cristo que me fortalece, como decía el Apóstol Pablo.

Brígida Salgado (Estudiante de 2do año)